La guerra en Gaza continúa intensificándose, con informes de bombardeos israelíes que han causado un número significativo de muertes en una sede de la ONU en Gaza. El Ministerio de Salud de Gaza ha anunciado el cierre del hospital Shifa debido a la falta de electricidad, lo que ha resultado en la muerte de tres pacientes.
La reacción internacional ha sido de creciente preocupación. A pesar de la presión diplomática para lograr un alto el fuego o pausas para la entrada de ayuda humanitaria o la salida de heridos y extranjeros, el ejército israelí mantiene su operación por tierra en Gaza y sus bombardeos constantes.
La ONU ha estado activamente involucrada en la situación. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha condenado los ataques de Hamás, pero también ha señalado que estos no ocurrieron “de la nada”. Esta declaración ha provocado una fuerte protesta de la representación israelí ante el organismo internacional.
Además, siete relatores de Naciones Unidas emitieron una declaración conjunta en la que señalan: “Seguimos convencidos de que el pueblo palestino corre un grave riesgo de genocidio”. Esta declaración ha llevado a Israel a pedir la renuncia del secretario general de la ONU3.
Francesca Albanese, relatora de la ONU, ha expresado que “Existe la obligación de impedir que se cometa un genocidio en Gaza”. Según Albanese, los civiles de Gaza ya están viviendo una catástrofe humanitaria.
La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que pide “el cese de hostilidades” en Gaza, siendo la primera que adopta un organismo de la ONU tras cuatro intentos fallidos del Consejo de Seguridad.
La situación en Gaza sigue siendo crítica y la comunidad internacional y la ONU continúan buscando soluciones para poner fin a la violencia y proporcionar ayuda humanitaria a los afectados. La guerra en Gaza es un recordatorio de la urgente necesidad de paz y estabilidad en la región.